Cuando decidimos cambiar nuestro estilo de vida, ya sea porque resolvemos mudarnos de hogar o de país, cambiar de trabajo, o simplemente iniciar un proyecto que implique un giro radical en nuestro día a día; además de realizar toda la preparación logística necesaria para enfrentar el nuevo reto, no podemos olvidar cerrar los ciclos anteriores, concluir etapas, esas dejadas atrás…
Ciertamente, algunas veces recorremos el nuevo camino con temor a lo desconocido, dejando puertas abiertas por si queremos regresar, el problema con esa estrategia es mantener una idea aferrada al pasado lo cual nos impide avanzar. ..
Sin embargo, cerrar cada ciclo puede tomar una eternidad por lo tanto es importante sentir el albedrío de decidir cómo y cuándo pasar la página, siempre dejando a un lado la idea de retornar y volver a leerla.
Hace un par de años tomé una decisión de esas de 180º y aunque no fue para nada apresurada, no puedo creer cuantas puertas he dejado abiertas. Unos meses atrás empecé a cerrarlas y he sentido culpa, he sentido tristeza, angustia, añoranza, temor pero sobretodo he sentido libertad.
Increíblemente mi lista de tareas inconclusas es más extensa de lo pensado y por delante me espera un largo trabajo por realizar, pero cada ciclo cerrado, cada puerta clausurada me colma de tranquilidad y seguridad, otorgándole un respiro a mi espíritu y me procura la confianza de soñar, pensar y creer que “todo estará bien”.
*Imagenes tomadas de www.google.com