* Un escrito nacido un par de meses atrás, entre un corazón roto en mil pedazos y un alma sumergida en la soledad...
He caminado por tierras áridas, he tropezado una y mil veces…me he caído y me he puesto de pie otra vez y sin embargo algunas veces pienso, siento, que sigo estando allí en el mismo lugar. Y algunas veces, en días como hoy me pregunto por qué tanto temor.
Temor por quienes pueda dejar atrás; temor por quienes pueda olvidar en el camino; temor por la decisiones tomadas y por las que no…
Temor, remordimientos, temor…
Y es entonces cuando invade esa fatídica interrogante…cómo superar la culpa?, como vencer la necesidad de pensar en el.. “Y sí?…
Y sí hubiese tomado otro camino?
Y sí hubiese dicho que sí?
Y si no lo hubiese dejado ir?
Y sí? Como pueden existir tantos en esta vida???
Nada más podemos hacer, porque todo lo que hacemos no es suficiente, pues siempre aparece en nuestra mente la mirada de otros y la importancia representada en esos ojos de reproche…
Pero por un momento logramos sonreír, sólo por segundos, pues tan de repente como una ráfaga de viento, sentimos la culpa por un derecho que creemos no es nuestro… “El derecho a ser feliz”…
OH!!! Feliz, feliz, feliz…quien puede serlo en este universo lleno de culpas y remordimientos, lleno de temor y una soledad infinita...
Cuan alto es el precio por vivir esta vida, con remordimientos encerrados en un baúl a punto de estallar…
Algunas veces en días como hoy, solo quiero huir, correr y no parar, dejar todo atrás…olvidar…pero el temor me alcanza…el remordimiento es más rápido que yo, y allí está esperándome en el cruce del camino, sin intención de dejarme escapar…
En días como hoy, nada puedo hacer, solo sentarme, cerrar mis ojos y llorar, luego, cuando ya no quede más… levantarme y volver a empezar…
Nota: Imagen tomada de www.google.com