Este post lo escribí hace aproximadamente un año, pero mi impresión sobre Service Ontario sigue siendo la misma... nada menos que excelente
ES HORA DE REALIZAR POR PRIMERA VEZ LA RENOVACIÓN DE UN DOCUMENTO LEGAL.
Hace
dos semanas llegó a mi correo una misiva del Servicio Ontario recordándome que
en 2 meses expira mi tarjeta de salud. Mi primer pensamiento fue, OH! el
gobierno está al tanto de todo, y el segundo, mi resignación de asistir a una
oficina pública.
Ciertamente,
debido a mi profesión, estoy habituada a batallar y sufrir en la tramitación de
asuntos y documentos legales en las oficinas públicas venezolanas; por lo tanto
decidí asumir la situación con la mejor entereza posible y prepararme para un
viacrucis tal y como lo hacía cuando vivía en Venezuela. Es así, como el día
anterior reuní los requisitos necesarios, escogí la ropa adecuada, nada sport o
de veraneo, pues es una oficina pública
(lo que en mi mente significa: Debes inspirar respeto) y me arreglé el cabello
pues me iban a tomar una fotografía para mi nuevo carnet.
El
día del evento, llego a la localidad a las 10:44am, (lo sé, no era para nada
temprano), y justo al abrir la puerta observo varias cosas a la vez; primero, tengo
19 personas por delante, entre mujeres embarazadas, personas de la 3era edad,
mujer con niños, todos en una mismas línea, esto es así por tratarse de un
organismo público y deben respetar el derecho de igualdad de todos los usuarios
sin ningún tipo de distinción, de lo contrario sería discriminación e irrespeto
al ciudadano. Segundo, nadie le presta atención al código de vestir, y menos en
verano, incluso el personal vestía franelillas, shorts y sandalias. Por otro
lado, cinco taquillas se encontraban abiertas, atendiendo toda clase de
trámites propios de ese departamento, lo cual se traduce en que ningún usuario
era referido para otra taquilla a pesar de tener diferentes requerimientos entre
sí; así mismo, de repente la trabajadora de la ventanilla Nº3 se levantó a
tomar su descanso correspondiente, inmediatamente un sustituto vino a suplir su
lugar.
Finalmente
es mi turno, la funcionaria sonrientemente me ofrece los buenos días, toma mis
documentos y los verifica, imprime la planilla, solicita mi firma, me extiende
el comprobante comunicándome que en una semana mi nueva tarjeta llegaría por
correo, tomo el comprobante totalmente
incrédula…ya terminó? Eso es todo? Salgo de la oficina y miro mi reloj, son las
11:02 am.
Camino
por la acera hacía la parada del autobús, maravillada y extasiada del
funcionamiento de esa pequeña oficina pública en un rincón de Burlington, en la
Provincia de Ontario, Canadá, e inocentemente pienso, realmente no es necesario
tener un papelito con un número para indicar cuál es el orden en una fila o
línea de espera, tampoco es necesario capas y capas de formalismos para
asegurar la veracidad de un trámite, basta con la simpleza de una buena
organización y con la mentalidad y el ánimo de realizar un eficiente trabajo,
para que un sistema organizacional y gubernamental funcione en calidad y
cantidad.
Indiscutiblemente
y como solía comentarle a mis colegas y alumnos; “todo es posible”, una vida
mejor es posible, trabajar en un ambiente mejor es posible, sólo es cuestión de
actitud, de educación y mentalidad, de respeto a la investidura del funcionario
público, al prójimo y la norma jurídica.
En pocas palabras la esencial para el buen y
armónico funcionamiento de una sociedad es; vivir, pensar y actuar como buenos
ciudadanos.
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